La Pintura Mural de Gabriel
Flores; 1993
Gabriel Flores nació en 1930, en Guadalajara, Jalisco, en
el seno de una familia de clase media alta. Su padre fue Galdino Flores, quien
murió a la edad de 96 años, y su madre, María Guadalupe García, murió a los 92,
así que, tal como lo señala el propio Gabriel Flores, pertenece a una familia
de longevos.
Gabriel cursó sus estudios de primaria en la escuela
Manuel M. Diéguez, anexa a la Normal, y realizó sus primeros estudios de
pintura con los pintores José Vizcarra, Mario Medina, Rubén Mora Gálvez, y
Jorge Martínez.
En 1947, a la edad de 17 años, se inició en el campo de
la pintura en el taller de José
Vizcarra, pintor de mentalidad conservadora, pero gran capacidad
para el dibujo, quien le impartió enseñanza, entre otros, a Jesús Guerrero
Galván, a Raúl Anguiano, y a Jorge Gonzáles Camarena. En 1948 ingresó a la
Escuela de Artes y Letras de la Universidad de Guadalajara, en donde tuvo como
compañeros a Guillermo Chávez Vega e Ignacio Martínez, con quienes formó el
Grupo Neo-realista. Buscaban el compromiso social del artista, cobrar
conciencia, comprometerse. Dos años más tarde, Gabriel Flores se incorporó como
maestro de dibujo artístico y pintura en la misma escuela, que cambió su
denominación a Escuela de Artes Plásticas. Por esas fechas, fue la revista
Ariel, que dirigían Emmanuel Carballo y Alfredo Leal Cortés, la que por primera
vez se ocupó de la obra de Gabriel Flores. La primera exposición del pintor, en
1951, se presentó en la Biblioteca Benjamín Franklin, de Guadalajara. El
Suplemento Cultural del periódico El Occidental, que dirigía Adalberto Navarro
Sánchez, anunció el advenimiento de un nuevo artista. En 1952, Gabriel abandonó
Guadalajara y se marchó a la ciudad de México por un corto tiempo.
Ya en Guadalajara, a principios de 1955, presentó su
segunda exposición, esta vez en la galería del Teatro Degollado. la muestra
tuvo el éxito suficiente para que los organizadores de la Feria del Maíz le
pidieran un mural transportable con el tema 'El Maíz en la Colonia', que fue
acompañado de otros dos, confiados a Raúl Anguiano y Armando Abundis. A este
mural le siguió, en 1956, el realizado en cerámica para Lagos de Moreno, con el
tema 'La Novela Revolucionaria de Mariano Azuela'.
En 1958, el Gobernador Agustín Yañez lo eligió para
pintar un mural en el ingreso de la Biblioteca Pública, en la Casa de la
Cultura Jalisciense, que fue titulado 'La Imprenta en Jalisco'. Y en el mismo
edificio, en la cúpula de la sala de lectura realizó 'El Parnaso Jaliscience',
el mural más caracteristico de esta primera época de Gabriel Flores, en donde
se aprecia un dibujo nítido, figurativo, con un cromatismo suave y tenue. Esta
obra es la que puede considerarse como la de su presentación como pintor
muralista.
Poco después, en 1959, en el Teatro Experimental de
Jalisco, por encargo del entonces Gobernador Juan Gil Preciado, ejecutó el
mural denominado 'Los Orígenes del Teatro en México', en el que pintó al
desnudo una figura femenina de características indígenas, el cual provocó
airadas protestas, entre otras las de algunos profesionistas influyentes, y al
artista prácticamente se le obligó a velar la figura, cubriéndole los senos.
La siguiente obra del pintor fue un mural transportable
con el titulo de 'La Guerra y la Paz', elaborado originalmente para la oficina
matriz del Banco de Zamora, hoy Banca Promex, y trasladado más tarde a la
sucursal de esa institución en Guadalajara. Este mural se exhibió en el Palacio
de las Bellas Artes de la Ciudad de México, en 1963, durante la exposición
'Arte de Jalisco'.
En 1962, Gabriel pintó los murales del Ayuntamiento de
Guadalajara, donde cayó en la ilustración de anécdotas históricas. El tema
general es la fundación de Guadalajara, dividido en cinco paneles. En 1963
pinta un pequeño mural en el edificio de la maternidad Esperanza López Mateos,
que representa un parto indígena.En Lagos de Moreno, en la casa de la Cultura,
en 1964 pintó al héroe insurgente Pedro Moreno en el momento de su muerte. 'La
Filosofía y la Ciencia', obra de 1965, en el frontispicio del Auditorio ahora
llamado Salvador Allende, de la Universidad de Guadalajara, realizó el mural
que contiene un mensaje para observarse desde los extremos hacia el centro.
Tras de pintar, en 1966, el mural para el Departamento de Bellas Artes del
Gobierno de Jalisco, Gabriel realizó, en el Castillo de Chapultepec de la
ciudad de México, en 1967, 'Los Niños Héroes', mural en el cual volvió a la
anécdota histórica.
En los tres años siguientes, Gabriel Flores realizó 'Las Artesanías'- 1968-
para el Instituto de la Artesanía Jalisciense. En 1969, para una empresa
tequilera pintó 'Tahona y Fiesta', acrílico en el cual vemos a los obreros
elaborar la bebida espirituosa y a un Baco en triunfo al final de una procesión
en que, con acompañamiento musical, danzan celebrando una bacanal. Cierra este
periodo muralístico con 'Mitología e Historia del Tequila', realizado para la
misma empresa.
Hasta 1970, la pintura mural de Gabriel Flores está
dentro de las peculiaridades del muralismo mexicano que se nutre de la historia
y de las tradiciones vernáculas que arrancan desde la época precolombina y en
el vigor con que se expresan los problemas humanos, sean estos económicos,
políticos, religiosos, o de otra índole, así como el énfasis aplicado en la
comunicación de pensamientos y emociones. Es la suya una pintura mural que
transparenta la nacionalidad. Color, forma, y contenidos están enraizados en el
arte indígena, al igual que en los hechos y fenómenos de la historia de México;
se trata de un lenguaje plástico inspirado en la naturaleza, con panoramas
épicos y alegorías diferentes, todo dentro de un realismo, en ocasiones
realismo mágico, en otros casos ilustración, anécdota o crónica, sin olvidar la
representación de personalidades.
Con la creación de sus obras realizadas entre los años
comprendidos de 1975 a 1993, el muralista tapatío establece dentro de su
trayectoria artística un período singular y característico, diferente a lo
anterior. Con sus pinturas murales- algunas sin título- Gabriel Flores indica
en ocasiones con precisión estética su repulsión y protesta contra la cultura
tradicional. En ellas nos da su punto de vista, en el cual nos participa de su
horror a un mundo en descomposición. Se trata de una visión pesimista, amarga,
desolada, y escéptica de la realidad que plasmó con el gusto por la deformación
y lo grotesco, por lo estridente y lo misterioso, en exaltación de imágenes y
evidente menosprecio a los falsos valores que son parte de aquello que motiva y
orienta la conducta de una sociedad. Es indudable que en este ciclo pictórico
el artista va más allá de la mera expresión estética, para también entregarnos
un mensaje de realismo social manifestado en fuertes elementos de sátira y
crítica violenta. Son distintivos comunes, en estas pinturas, la diversidad de
escenas con que se hallan constituidas y que deben ser interpretadas una a una,
teniendo siempre en cuenta el tema capital. Existe en esta variedad, como
aspecto básico, la representación de grupos, verdaderos enjambres, con
numerosas criaturas en donde al humano lo encontramos, no con carácter de
individuo, sino a la inversa, en sentido colectivo y caricaturizado: y cuando
son figuras aisladas o relevantes, en general están situadas en primer plano, e
invariablemente se trata de tipos o símbolos representativos.
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